Título: Cramel y la anaconda
Categoría: Infantil B
Seudónimo: Flor
Había silencio… silencio terrible, Mila estaba muy preocupada, vio una anaconda enorme afuera del castillo. Ella sabía que este tipo de serpientes podía comer cualquier ser vivo de gran tamaño, por eso les dijo a los niños:
-No salgan de sus cuartos, deben quedarse ahí todo el día.
Los tres niños -Robi, El-el y Sofía- comenzaron el día normal: se asearon, desayunaron, pero después comenzaron a aburrirse. Estaban acostumbrados a salir del castillo y jugar en el bosque con las ardillas, hacer montañas de rocas, jugar a las escondidas, buscar pequeños bichos, oler las flores y tirarse en el pasto suave. Así que después de un tiempo estaban muy aburridos. Durmieron una siesta, jugaron, leyeron, dibujaron, hasta intentaron ayudar en algunas labores, pero Mila, que los cuidaba desde que sus padres y su tío habían muerto, no los dejaba ayudar pues pensaba que iban a arruinarlo todo. ¡A veces los adultos no se dan cuenta de lo que pueden lograr los niños!
Cramel, que era el gato mágico de ese castillo, le dijo a Robbie:
-Estoy desesperado, ¡escapémonos!
Robbie era su mejor amigo, y aunque se ponía nervioso cada vez que a Cramel se le ocurría una travesura, siempre lo seguía, pues aunque era un niño tranquilo, en el fondo le gustaban las aventuras y admiraba la valentía que tenía ese gato travieso.
Mila había quedado a cargo de los niños cuando murió el dueño de aquel gran palacio. También quedó encargada de los secretos de los anillos. El dueño del palacio había sido un gran mago que concentró su magia en tres anillos que dio a cada uno de sus sobrinos. Cada anillo tenía poderes y un guardián. El gato mágico Cramel era el guardián del anillo de Robbie.
Sin saber del peligro, los niños escaparon por la puerta de atrás del castillo, por donde salían todos los que se iban a sus pequeñas casas después de trabajar. Mila no se dio cuenta. Comenzaron a jugar fútbol. Después de unos minutos la serpiente anaconda se acercó a ellos. Cramel parecía no tenerle miedo, Robbie estaba muy sorprendido y asustado. Gritó:
-¡Cramel, la anaconda se acerca a ti!
-Tranquilo, Robbie, es mi amiga -dijo Cramel.
La serpiente estaba disfrazada de una vieja amiga de Cramel, para engañarlo. Esta anaconda quería robar el poder de los anillos.
Justo al mismo tiempo Mila se asomó por la ventana y se dio cuenta de que la anaconda estaba al lado de Cramel. Muy asustada y preocupada por ellos, les gritó:
-¡Cuidado, la anaconda se acerca!
-Sí, Mila, tranquilízate -dijo Cramel-. Es mi amiga.
Robbie se llenó de miedo y volvió corriendo al castillo. Despertó a todos los que estaban en la casa, cerraron ventanas y puertas pues tenían miedo de que la anaconda entrara.
Poco a poco la anaconda se acercó más a Cramel y le dijo que lo invitaba a su casa.
-Claro que sí iré, querida amiga.
Cramel y la anaconda se fueron a su casa y se alejaron mucho del castillo.
Todos estaban muy preocupados. Intentaron pensar en una solución pero empezaron las peleas. Mila estaba enojada con Robbie:
-¿Por qué no me escucharon cuando les dije que no podían salir del castillo?
-Es que estábamos muy aburridos, no podíamos quedarnos en nuestras habitaciones y no hacer nada.
-¿Pero te das cuenta de que te pusiste en riesgo, y también a Cramel?
Robbie estaba apenado, permanecía sentado en la fuente del castillo. De pronto se levantó y les dijo a todos:
-¡Tenemos que pensar una solución para encontrar a Cramel! Luego tendremos más tiempo para discutir.
-Robbie tiene razón -dijo El-el, su hermano mayor.
Pasó bastante tiempo pero no encontraban una solución, pues todos tenían miedo de la anaconda.
Mientras todo eso pasaba, Cramel llegó a casa de la anaconda.
-Estoy preparando té -le dijo ella.
Pero en el té le puso veneno de serpientes para que se durmiera. Cramel tomó el té y después de varios segundos cayó dormido. La anaconda ató a Cramel y lo puso en una máquina especial para cambiar de cuerpo con él. Ella había construido esa máquina con magia que había robado de otro mago. Además, pretendía quedarse con los anillos de poderes de todos los niños y así ser la más poderosa del lugar.
Se fue al castillo pensando que al tomar el cuerpo de Cramel, también tendría sus poderes… Sin embargo, Cramel se despertó en casa de la anaconda con el cuerpo de ella, pero se quedó con sus poderes.
La anaconda llegó al castillo de noche, todos estaban dormidos. La ventana de El-el estaba abierta y, sin hacer ruido, entró al cuarto, robó los anillos de los niños y regresó a su casa. Cuando llegó, Cramel fingió estar dormido y cuando la anaconda se durmió, Cramel volvió a usar la máquina para regresar a su cuerpo. Recuperó los anillos, la hechizó con sus poderes para que olvidará todo lo sucedido, la existencia del castillo y de todos los que vivían ahí, y regresó con todos sus amigos.
-¡Estuvimos muy preocupados por ti! -le dijeron todos al verlo llegar.
Él les contó que por primera vez había sentido mucho miedo, y que había aprendido la lección: No volvería a irse solo sin sus amigos, con alguien extraño, aunque le haga creer que es su amigo. Además, siempre escucharía y no desobedecería las instrucciones de Mila, y no pondría en riesgo a sus amigos.
Todos se abrazaron y vivieron felices en el castillo por muchos años, teniendo grandes aventuras y cuidándose entre todos.