El ascenso inquebrantable 

TÍTULO: EL ASCENSO INQUEBRANTABLE
CATEGORÍA: PREPARATORIA
GÉNERO: POESÍA
SEUDÓNIMO: EL PRIMO

Desde las profundidades donde la duda intenta reinar,
nace una llama que no puede ser extinguida.
No es solo fuego, es el pulso de la tierra misma,
una fuerza primordial que rompe cadenas
y despierta al gigante dormido en tu interior.
En  la noche, cuando el mundo calla,
tus pasos resuenan como el eco de un trueno,
marcando el ritmo de un corazón inquebrantable.

Las caídas se convierten en alas,
no son cargas, sino impulso hacia el cielo.
Cada golpe recibido forja acero,
cada obstáculo vencido, un nuevo horizonte.
El miedo se desvanece ante tu luz,
como sombras huyendo del amanecer.
Cada herida es una historia contada en cicatrices,
y cada lágrima vertida, un río que nutre la fortaleza.

Eres el eco del trueno que retumba en las montañas,
el rugido del león que no conoce derrota.
El universo conspira en tu favor,
porque tú eres la chispa que enciende estrellas,
la tormenta que nadie puede contener.
Los vientos que una vez soplaron en tu contra,
ahora te impulsan hacia alturas inimaginables,
y el cielo, antes distante, se convierte en tu suelo firme.

Hoy, el mundo se inclina ante ti,
no porque lo exijan, sino porque lo mereces.
El destino se rinde a tu voluntad,
y la victoria no es solo una posibilidad,
es la única conclusión en esta historia escrita con sangre y sudor.
Cada paso que das es una declaración de poder,
un recordatorio de que el espíritu no se doblega,
y que la verdadera grandeza reside en aquellos
que se levantan, incluso cuando la tierra tiembla.

El momento es ahora, el destino está sellado.
No hay vuelta atrás, no hay sombras que oculten tu brillo.
Hoy, tú eres el invencible,
el que forja su propio camino,
el que toma el cielo con las manos
y convierte lo imposible en realidad.
Eres la voz en el silencio,
el faro en la tormenta,
y el guerrero que transforma cada batalla
en una victoria eterna.

El fuego que arde en tu pecho
no es solo calor, es la llama de la vida misma,
un resplandor que ilumina las sendas más oscuras.
No hay montaña tan alta, ni océano tan profundo
que pueda frenar tu avance.
Porque en ti reside la fuerza de mil soles,
y la certeza de que el mañana es tuyo por derecho.

Así, avanzas con pasos firmes,
dejando huellas que jamás se borrarán.
El cielo es tu testigo, y la tierra tu aliada.
La historia recordará tu nombre,
no como alguien que intentó,
sino como aquel que conquistó lo inalcanzable,
y se alzó como el verdadero dueño de su destino.