El eco de tu partida

Título: El eco de tu partida
Categoría: Preparatoria
Género: Poesía
Seudónimo: Sophia Dickter


Hay un eco en el alma,
un susurro roto que no cesa,
es la sombra de tu partida
que aún tiembla en cada rincón de mí.
Tu ausencia no es sólo vacío,
es una herida abierta
que, como fuego lento,
consume la esperanza
de verte regresar algún día.
Me dejaste en medio de un invierno eterno,
donde el sol no calienta
y las estrellas no brillan.
El mundo sigue girando,
pero yo estoy atrapado
en un espacio donde el tiempo
se detuvo en el momento exacto
en que te alejaste,
sin mirar atrás,
sin una palabra que cerrara el capítulo.
El abandono es el silencio
más cruel que he conocido,
una despedida sin voz,
un adiós que no escuché
pero que sentí en lo más hondo.
Es el dolor de la espera inútil,
de mirar la puerta
como quien espera un milagro
que nunca llega.
Y la soledad,
esa compañera indeseada,
se ha convertido en mi sombra,
siguiéndome como un espectro
que no puedo evitar.
Cada noche,
los recuerdos me atacan
como fantasmas hambrientos,
me arrastran a lugares
que ya no existen más que en mi mente,
y me pregunto qué hice mal,
qué palabras no dije
o qué gestos quedaron sin sentido.
Pero es en vano buscar respuestas
en el eco de tu ausencia,
porque tú te fuiste,
y el porqué se lo llevó el viento.
El abandono no es sólo perderte,
es perderme a mí mismo en el proceso.
Es caminar por senderos desiertos
donde el aire pesa,
donde los latidos suenan huecos,
y el reflejo en el espejo
se disuelve en tristeza.
Es preguntarme una y otra vez
si alguna vez me amaste,
si alguna vez te importé,
o si sólo fui una estación
en tu viaje sin destino.
Es la herida invisible
que nadie puede ver,
pero que grita desde adentro,
donde el corazón se desangra lentamente,
gota a gota,
latido a latido,
hasta que sólo queda el eco
de lo que un día fuimos.
Es la cicatriz que nunca cierra,
el peso de una despedida
que no tuvo nombre,
porque no fue un adiós,
fue simplemente un irte,
sin promesas,
sin despedidas formales,
como quien se desliza en la noche
y desaparece entre las sombras.
El abandono es ese lugar frío,
donde las palabras se quiebran
y los recuerdos duelen.
Es un mar en calma
que oculta tormentas bajo la superficie,
es mirar al horizonte
y ver sólo la ausencia.
Porque al final,
te llevaste contigo
no sólo tu presencia,
sino también los fragmentos
de lo que era yo,
de lo que éramos.
Y aquí me quedo,
intentando reconstruir
lo que quedó roto,
encontrando sentido
en los pedazos dispersos
de una historia
que no supo terminar.
La herida del abandono
es el vacío que no se llena,
es la pregunta sin respuesta,
el eco constante
de un adiós nunca pronunciado,
pero que se sintió
como una explosión silenciosa
en el centro de mi ser.
Pero aún así,
aunque duela,
aunque la herida arda,
sé que un día,
quizás sin darme cuenta,
aprenderé a vivir con su marca,
no como una debilidad,
sino como un testimonio
de que sobreviví
al huracán de tu partida.