Título: Familia macabea
Categoría: Preparatoria/Cuento
Seudónimo: Sinja la ninja
Soy una gran gimnasta que entrena en el deportivo CDI, estudio actualmente en uno de tantos colegios judíos no religiosos que existen en México. Vivo en un departamento de Interlomas con mi abuela Mary, mi hermana mayor Miriam, mi pequeño hermano Abraham y mi madre Rina. Somos una de las tantas familias de apellido Cohen en esta ciudad, prácticamente somos una familia más, sin ninguna particularidad… bueno… sí hay algo. Miri, Abi y yo somos hermanos de mamá, pero cada uno tiene su propio padre y no los conocemos. Y yo ahora con 11 años estoy en busca del mío.
No sé nada de él, solo que Miriam sí lo conoció y lo único que recuerda es que el apellido era de 4 letras y dice que me parezco muchísimo a él físicamente, y este es el lugar donde pienso comenzar. Necesito encontrar a un señor que se parezca mucho a mí.
Como cualquiera en esta época, le soy completamente fiel a mi tnua Macabi. Cada sábado llego al CDI a las 11 de la mañana y a las 6 de la tarde salgo de ahí. Me divierto siempre con mis amigos y los diferentes madrijim que se encargan de cuidarnos. Recientemente los seminarios nos cuidaron y a mi shebet le tocó una chica llamada Shoshana Zaed: piel morena, pelo negro, esa sonrisa particular que es solo mía, la enorme nariz y los ojos pequeños color negro. Es muy rara, parece que al verla estoy viendo a mi yo del futuro; me veo reflejada en su físico, forma de hablar, manera de caminar, estilo de vestir… incluso nuestra voz es muy parecida. Estaba segura de que sería una gran compañía.
No me equivoqué; he pasado tres semanas con ella y nos llevamos de maravilla. Si fuera unos 7 años más joven ya se habría convertido en mi mejor amiga. Pero no deja de ser sospechoso lo mucho que se parece a mí y ya es momento de preguntar.
– ¿Es idea mía o somos bastante parecidas? – pregunto, yendo al grano. Necesito saber.
Me mira con una sonrisa hermosa, como si quisiera que le preguntara eso.
– La verdad, sí somos prácticamente una copia de la otra – responde sacando una risita entre dientes.
–¿Por qué? Eres la primera persona parecida a mí que conozco. Ni Miriam se parece tanto a mí.
– Bueno, no lo sé – me mira directamente a los ojos. Toma mi mano con fuerza un minuto. Me suelta y dice riendo – Tal vez soy tu hermana perdida.
Silencio incómodo, la posibilidad es muy grande. Somos iguales en todo aspecto y su apellido “Zaed” son 4 letras, como mi papá…
Zaed.
¿Jaya Zaed?
¿Jaya Zaed Cohen? Pienso cómo sonaría mi nombre.
– Eso me gustaría mucho – me abraza y reímos juntas un momento muy corto. De pronto se levanta y se va corriendo, veo caer una lágrima de su mejilla cuando se aleja.
Sé que es muy posible, pero no creo querer creerlo. Sí, estaría increíble que una persona tan maravillosa como ella sea mi familia, mi hermana, pero en todo este tiempo nunca ha hablado de su padre. Conozco historias de su mamá, su abuela, su hermana menor Simjáh… pero nunca habla de su papá. ¿Tiene papá? Podría ser como yo, sin un padre que la cuide y sólo su madre y hermana.
Por más incierto que sea, esa misma tarde busqué su nombre. No pierdo nada averiguándolo. Tiene un canal de YouTube con 5 videos. Los vi todos en una sola sentada, en uno sale con su hermana: es rubia, blanca, ojos claros y grandes, religiosa, con una nariz más pequeña. Yo me parezco mucho más a Shosh que su propia hermana. Si el video no se titulara Tag de la hermana menor fácilmente yo pensaría que es sólo una amiga. O ni siquiera eso, porque pelean como enemigas a muerte; ni Miriam pelea tanto conmigo como esas dos en el video.
Hay otro video que me llamó la atención, 50 cosas sobre mí, la número 37 es muy extraña: “Mi papá se casó por segunda vez con una dentista, tuvieron una hija y cuando apenas tenía 2 semanas de nacida, la señora obligó a mi papá a divorciarse y se robó a mi hermana. Nunca la conocí, pero sé que nació el 11 de septiembre de 2013, también sé su nombre, pero no lo diré en un video”.
Yo nací exactamente en esa fecha, las posibilidades de que todo esto sea una simple coincidencia son casi nulas. Todavía es difícil de digerir, pero estoy 98% segura de que es mi hermana perdida, necesito preguntar a mi hermana y a mi mamá.
–¿El apellido “Zaed” te parece familiar?
– Miriam Zaed Cohen – dice Miriam intentando recordar. – Así me decía una de las antiguas parejas de Mamá. No recuerdo si se casaron; no recuerdo mucho de él.
Entonces sí es posible, cada vez estoy más cerca.
– Miriam Zaed Cohen, escuché a mi hermana decir esto, ¿sabes qué significa mami?
– No vuelvas a mencionar eso, amor – me gritó enojada. Creo que sí le traje un recuerdo.– Zaed Cohen no existe desde hace mucho. Dile a Miriam que venga, debo hablar con ella.
Mamá le gritó horrible a mi hermana, no quise escuchar y me fui a mi cuarto con mis audífonos para no saber del regaño, pero está claro que Zaed tiene que ver con nosotros.
Ya es sábado, estando en el CDI me dijeron que macabí se canceló esta semana, justo es Shosh quien me da la noticia.
–¿Entonces puedo hablar contigo de algo personal?
– Claro hermosa – responde – lo que necesites, estoy para ti.
–¿Soy yo? La hija de tu papá que la segunda esposa se robó – necesito conocerlo si mis sospechas son reales, ansío inmensamente la verdad. – Vi tus videos, sé que nací el mismo día que esa bebé; me parezco más a ti que tu hermana y tú a mí que la mía; mi mamá se enfureció al mencionar tu apellido. Dime la verdad, ¿Soy yo?
Tarda en responder, pero con lágrimas en los ojos me abraza y me ofrece llevarme a conocer a su familia. Nuestra familia. Prometiendo volver antes de que pase mamá por mí. Acepto por obvias razones y me lleva a una humilde casa; la persona que vive ahí no tiene la misma posición económica que yo, pero por alguna razón parece un lugar acogedor.
Toca el timbre y sale una mujer un poco menos morena que yo a abrir la puerta, creo que es la señorita de limpieza, no parece judía. Al ver a Shosh, cierra la puerta y luego la abre un hombre alto, guapo, musculoso, con mi mismo tono de piel, mi nariz, mi sonrisa, mis ojos, barba y pelo negros… ¿Es mi papá?
– Hola papi, shabat shalom – se dan un largo abrazo – Sé que no te agrada que maneje en shabat, pero te traje una sorpresa y sólo puede estar aquí unas horas. – Me hace una seña y entiendo que debo salir del coche.
Veo al hombre fijamente, ambos estamos llorando. No hemos dicho nada, pero ambos lo sabemos, somos padre e hija. Qué raro se siente decirlo, padre e hija. Es mi papá. Corro para abrazarlo sin dejar de llorar en ningún momento. Luego de unos minutos se une Shosh al abrazo y también una chica rubia que estaba dentro de la casa, creo que es Simjáh.
No quiero que termine este abrazo nunca, ni mucho menos quiero irme. Tengo un papá y dos hermanas mayores. No los conozco y ya los amo, me quiero quedar aquí eternamente.