Categoría: secundaria
Género: cuento
Seudónimo: Astrum Lynx
11 de septiembre de 2058
¡Hola diario!
Soy Livi, tengo 16 años y soy hija única. Escribo este diario con el propósito de contarte qué sueño, mejor aún, contarte el futuro. Ya sé, tal vez solo sean sueños, pero realmente sí se cumplen; una vez soñé que me rompía el brazo saltando de un árbol y semanas después me lo rompí. No le he contado a nadie en toda mi vida y por eso, te voy a contar a ti.
Este sueño lo tuve anoche, tal vez no sean precisos los detalles, pero sí recuerdo la mayoría.
Año 2084
La tecnología tendrá avances impresionantes, al mismo tiempo la contaminación estará al borde; la atmósfera no retendrá los rayos solares, el cambio climático afectará a cada lugar existente de la Tierra, los mares serán desiertos, los desiertos serán selvas, las selvas serán lugares urbanos; las especies se habrán extinguido casi por completo; habrá escasez de comida, escasez de recursos vitales, habrá plagas y bacterias de diferentes mutaciones, será imposible sobrevivir. Pero, al mismo tiempo la tecnología estará salvando millones de vidas, habrá una empresa capaz de salvar a una pequeña parte de la población humana, la llevarán a Marte y allí harán una nueva vida, desde recursos, biomas y vida; será un nuevo mundo, vivirán en cápsulas con atmósfera propia. Habrá comunidades, escuelas, centros comunitarios y todo lo que necesita un ser humano para poder vivir.
Yo seré parte de la empresa, seré quien diseñe las cápsulas con una atmósfera propia para obtener oxígeno, se recargará con la energía solar, será una tecnología sorprendente. No me gustará la idea de solo poder llevar a las personas adineradas a esta una nueva vida; será injusto que las personas que no tengan dinero mueran, mientras que los de la alta sociedad se salvan. Obviamente será imposible salvar a todos, pero no me parecerá la idea correcta. ¿Qué podré hacer? Simplemente será imposible salvar a todos.
Nos iremos en unos meses, pero la superficie comenzará a ser muy inestable y será peligroso seguir en la Tierra, nos iremos antes. No podré completar la última prueba, la de supervivencia.
Marte
El día habrá llegado, despegaremos de la Tierra y aterrizaremos en Marte. Estaré asombrada del planeta, ya que será impactante e inmenso. El sol se reflejará en las montañas, se verán kilómetros de arena roja, se sentirá el calor y, al mismo tiempo, el frío del planeta desolado. Seremos 1,740 personas en todo un planeta, el simple hecho de pensarlo nos dará miedo y asombro.
Las cápsulas donde viviremos estarán a kilómetros de donde aterrizaremos (por seguridad). Así que nos iremos en rovers; serán camionetas capaces de moverse por superficies rocosas y tendrán un piloto automático incluso para situaciones precarias; su energía será solar, al igual que el oxígeno que generarán.
De pronto veremos una gran tormenta de arena acercándose a nosotros; los rovers se dañarán ya que no estarán del todo listos para resistir estas tormentas que provocarán interferencias y evitarán que los rayos solares les den energía. Nos quedaremos varados hasta que acabe la tormenta, pero tal vez se acabará el oxigenar antes; sólo faltarán unos metros para llegar a las cápsulas; entonces, optaremos por avanzar a pie; después de todo, eso fue parte del entrenamiento, pero el problema será que yo no pasé esas pruebas…
El fin:
No tendré otra opción, será arriesgarme a caminar o quedarme en el rover sin oxígeno. Me arriesgaré. Me bajaré del rover, la arena tapará mi visibilidad casi por completo, pero alcanzaré a ver las luces de las personas que van delante de mí. Esquivaré las rocas e intentaré caminar sin ser jalada por la tormenta. De pronto, uno de los cofres de los rovers se desprenderá, no lo podré ver y menos evitar. Se estrellará contra mí, perforará mi casco y me quedaré sin oxígeno, me asfixiaré y… Bueno, creo que ya sabes qué pasará, moriré.
Pero, mientras, sigo viva, así que disfrutaré lo que me queda de vida.
¡Nos vemos en el siguiente sueño, diario!