Título: Mis zapatos pequeños en un mundo grande
Categoría: Preparatoria
Género: Poesía
Seudónimo: La zapatera
Cuando miro al mundo,
me invade la desesperanza,
pero al contemplar la sonrisa angelical de un niño,
renace en mí la fe.
Sé que puedo marcar sus vidas,
pues en sus gestos silenciosos
depositan su lealtad indomable.
Quizá sea una coincidencia,
que no puedan expresarlo con palabras,
sino con emociones y miradas,
como un lenguaje profundo
que apenas alcanzo a entender.
Ser líder exige autosuficiencia y valor,
aunque a veces no comprenda del todo.
Habrá piedras en el camino,
pero compartir el mundo con niños
nos enseña que nada es imposible,
que en sus alegrías debemos ser partícipes,
siempre presentes.
Lo que sabemos de un niño
es una gota,
pero lo que no vemos en ellos
es un vasto océano,
un misterio sin fin,
donde habita la esperanza.
En sus ojos hallé gracia,
vi futuro y un afortunado entorno,
orgulloso de esa creación,
un corazón que apenas empieza
a recorrer el camino de la vida,
buscando fortaleza.
Nos muestran que el alma es un jardín con flores,
que con un abrazo es suficiente para hacerlo feliz,
en cada paso, aprenden y crecen
y en su viaje, la vida se reconstruye y florece.
Aquella base es la empatía
que hace al niño explotar su potencial
y ser incluido a la sociedad
a pesar de sus defectos,
te sobrara tiempo para elogiar a tu prójimo,
actualmente es la medicina de un mundo
espiritual y material.
Los niños crecen cada vez más
pero inculcando imaginación
no hay barreras para cumplir
y hacer realidad sus sueños,
pues si queremos ser parte de ellos
debemos tener las mismas ganas de cumplirlos,
el futuro pertenece a quienes creen en la belleza
de sus sueños
nunca es tarde para impulsarlos.
La paciencia es fuerza concentrada
y calma cualquier situación
que no comprendemos
que no está en nuestras manos
y hace más que la fuerza y pasión
El respeto, orgullo y egoísmo
nos hacen artificiales
la humildad dirigida a los niños
nos hace reales
y nos cae el veinte
nos hacen más comprensibles,
abre portones.