Un bosque sin sentido

Categoría: Secundaria

Género: cuento

Seudónimo: Nat

 

En un mundo lleno de maravillas y sin sentido se levantaba un hermoso palacio donde vivía la reina. Los árboles bailaban y las criaturas hablaban. Un día, un malvado hechicero robó la magia del reino y con ella creó a un dragón que vigilaba el pueblo mientras estaban atrapados en un infinito invierno.

-Y, ¿cuándo terminará? -preguntó Ali a su papá, que siempre le contaba la misma historia antes de dormir.

-Cuando un valiente mate al dragón los malos tiempos se habrán ido -contestó papá.

-Ojalá pudiera ir para allá -dijo Ali mientras bostezaba.

-Irás cuando menos lo esperes -eso fue lo último que dijo papá antes de apagar las luces y salir del cuarto.

A la mañana siguiente Ali se arreglaba para ir a la escuela.

-Apúrate o vas a llegar tarde! -gritaba mamá desde la cocina.

-No encuentro mi tarea -contestó Ali mientras revolvía toda la habitación.

“En alguna parte tiene que estar, estoy segura de que la dejé por aquí” se decía Ali una y otra vez para convencerse de que no la había olvidado en la escuela. Abrió el closet y empezó a buscar entre los abrigos. Era un lugar raro, pero ya había buscado por todos los sitios y no tenía mucho tiempo. Cada vez se metía más dentro y sentía más frío. “Qué raro, no recordaba que el closet fuera tan profundo” pensó Ali.

Después de avanzar un poco más, notó algo extraño, había nieve en el piso y… eso ya no era el closet.

Ali se encontraba en un bosque lleno de nieve; era un lugar bastante grande, había muchos árboles y un lago congelado, era un bosque tan hermoso que comenzó a caminar, olvidando lo que estaba buscando. Caminó por el bosque, mirando los árboles y el cielo tan despejado. Escuchó unos pasos detrás de ella, pero no le dio mucha importancia, debían ser de un animal pequeño. Después de un rato, se sintió un poco asustada porque los pasos detrás de ella no cesaban de oírse, así que se volteó y se sorprendió al ver un ratón enorme.

-Ya era hora de que voltearas, llevo siguiéndote 15 minutos- dijo el ratón.

Ali se quedó helada en su lugar, ¿ese ratón acababa de hablar?

-¿Por qué estás hablando?”, le preguntó Ali, aunque no estaba segura de querer saber la respuesta ni tampoco de por qué estaba hablando con un ratón, si ella los odiaba.

-Querida Ali, aquí nada tiene sentido- respondió el ratón.

Los dos anduvieron juntos mientras él le explicaba que hacía muchos años un malvado hechicero había robado la magia del reino y solo había una manera de quitar el invierno.

-Pero ¿cuál es? -preguntó Ali intrigada.

Para ese momento, ya había entendido que se encontraba en el lugar donde ocurrían todos los cuentos de papá.

-Cuenta la leyenda que un día nevado y a la vez soleado llegará la persona indicada, que matará al dragón y terminará con el hechizo, querida Ali; esa persona eres tú, estás aquí porque tienes una gran misión.

El ratón estaba tan ilusionado que daba lástima decirle que no, pero Ali no se sentía muy lista para esa gran misión.

-Perdón, ratón, pero no creo ser la persona indicada, yo no puedo hacerlo. Debería irme a mi casa, se me hace tarde para la escuela -Ali se sintió triste al decirle esto, pero solo quería regresar.

-Ali, si tú no fueras la persona indicada no estarías aquí, solo tú puedes matarlo, pero la decisión es tuya, si no quieres hacerlo no podemos obligarte. Te llevaré al palacio de la reina, ahí te darán té y podrás pensarlo mejo- contestó el ratón.

Llegaron al palacio de la reina, donde efectivamente le dieron té y un cuarto muy grande para dormir. No paraba de hacerse la misma pregunta, ¿debía matar al dragón? Un par de horas más tarde tocaron a su puerta.

-¿Quién es?- preguntó Ali.

-Soy yo- contestó una voz y se abrieron las puertas.

Entró una mujer que parecía ser la reina, pero Ali no estaba de humor para recibirla.

-¿En qué piensas?- preguntó la reina.

Ali no contestó, solo se quedó mirando un punto fijo.

-Creo que entiendo tu problema, Ali, solo te diré una cosa, no debes hacer algo porque alguien te lo haya dicho, debes hacerlo solo si quieres.

Al ver que no obtenía (ni iba a obtener) respuesta, la reina salió de la habitación. Si Ali no iba a hacerlo al menos tenían que intentarlo. Reunieron al ejército y salieron a pelear. La batalla parecía perdida, no lo lograrían, ese dragón iba a quemar la ciudad antes de que pudieran siquiera herirlo. Cuando todo parecía estar perdido, alguien salió de entre los árboles, ¡Era Ali! Lista para acabar con ese dragón y traer la magia de nuevo al reino. La batalla siguió y el dragón murió.

Al ver su cuerpo sin vida, todos empezaron a aplaudir y festejar. La nieve empezaba a derretirse, la primavera estaba cerca y la magia había vuelto.

-Es una pena que esta nieve se derrita, si era tan bonita -le dijo Ali al ratón.

-Después de verla por tantos siglos deja de ser tan linda -replicó el ratón.

-Pero, ¿tú cuántos años tienes? -preguntó Ali asombrada, ¿dijo “hace siglos” ese ratón?

-Recuerda, Ali, aquí nada tiene sentido.

Caminaron juntos de vuelta al closet y conversaron durante el camino. Al final de todo, ese ratón no era tan malo como Ali había pensado; era más simpático que algunos de sus compañeros de clase. Cuando llegaron, los dos sintieron lo mismo, un poco de tristeza porque no sabían cuándo volverían a verse.

-Gracias por todo Ali, sin tu ayuda seguiríamos atrapados en ese largo y pesado invierno- dijo el ratón tratando de ocultar su tristeza.

-¿Cuándo volveré? -preguntó Ali casi llorando.

-Cuando menos te lo esperes estarás de vuelta. Ahora vete y vive feliz.

Ali asintió, sonrió y entró en el closet. Empezó a sentir los abrigos y supo que estaba de vuelta en casa. Wow, qué aventura tan inesperada.

-¡Ali! ¿Encontraste tu tarea? -gritó mamá.

¡La tarea! Se le había olvidado por completo!